Cuando somos niños que, razonablemente no tenemos otro tipo de vida social y queremos estar encima de nuestros queridos progenitores, ellos simplemente nos salen con el ¨Vayan a jugar en el patio, que para eso es bien grande... Que vaina querer estar encima de los adultos siempre¨... Sin embargo con el pasar de los años, se hace casi una obligación estar encima de ellos porque "Es que ustedes ya no quieren compartir con uno"
Lo mismo pasaba, o por lo menos en mi caso, con la comida. Mi mamá me PROHIBIA pararme de la mesa sin terminar de comer, ni siquiera si eran las 3:30pm y me había sentado a comer a las 12 del medio día. Luego con el pasar de los años se convirtió en "Y tu vas a seguir comiendo?" Y a partir de ese momento pasé a ser una "víctima" de las dietas perpetuas, porque tengo acumulación de peso de todos esos almuerzos de 4 horas de la niñez.
También están los típicos: "Cállate, contéstame, a mi no me respondas!" - Lo cual siempre me ha parecido físicamente imposible, a menos que tengas la habilidad histriónica de ser ventriloco, wich I´m not!. O el infalible carajazo y al botar la lagrimita la frase de "Sigue llorando que te voy a dar para que llores con motivo". En serio? Y el chichón que me dejaste no fue suficiente motivo?
Luego, cuando llegamos a la adultez y pensamos que ya la era de la incoherencia ha sido superada, porque somos lo suficientemente maduros para sentarnos a hablar claro, pasan cosas como estas.
Yo: "Alo, mamá? Donde estas?"
Mamá: [con voz de que la tienen secuestrada y esta escondida debajo de una cama con un teléfono que se encontro] "Hija, estoy con Graciela, pero estoy obstinadisima, camina hasta el restaurant donde estamos, llega casi que corriendo, y di que nos tenemos que ir YA, porque vas a llegar tarde a tu reunión"
Yo: "Ok, voy corriendo!"
Mamá: "Ya sabes, si te invita a sentarte dices que no (saludas primero), pero dices que nos tenemos que ir YA"
Respiro hondo, entro en personaje, y en mi mejor actuación llego con actitud de "Coño mamá tengo tres horas esperando", me acerco cual lo acordado, digo todas mis lineas a la perfección, Graciela me invita a sentar, y al rechazar su invitación (luego de haber saludad muy educada como me enseñó mi mamá), se voltea mi progenitora y me dice con su mejor sonrisa y voz de ´no seas así chica´ "Sientate Mariíta, tomate un refresco, y en un ratico nos vamos"
es que lo vi perfecto!!! demasiado bien descrito este momento! jajaja... habria que abrir solo un blog con los cuentos de tu mamá.
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